
¿Está Latinoamérica preparada para dejar el dinero en efectivo?
Según un artículo de la Revista Forbes, el medio analiza la creciente adopción de pagos digitales en la región y los desafíos que enfrenta esta transformación.
Latinoamérica se encuentra en un proceso de transformación hacia una economía digital, impulsada por una creciente confianza en la tecnología y el entorno digital. Este cambio se refleja en la adopción de pagos digitales, aunque el efectivo sigue siendo predominante en muchas regiones.
La confianza creciente en la tecnología y el entorno digital ha propiciado un terreno fértil para acelerar la adopción de pagos digitales en América Latina. Esto se refleja en la expansión de servicios financieros digitales y en la implementación de soluciones innovadoras que facilitan las transacciones sin efectivo.
Por ejemplo, en Brasil, el sistema de pagos instantáneos Pix ha transformado el panorama financiero, permitiendo transferencias rápidas y gratuitas las 24 horas del día. Este modelo ha sido citado como un ejemplo exitoso de cómo la colaboración entre el gobierno y el sector privado puede impulsar la inclusión financiera y reducir la dependencia del efectivo.
A pesar de estos avances, la transición hacia una economía completamente digital enfrenta obstáculos significativos. La alta informalidad laboral, la desigualdad socioeconómica y la limitada inclusión financiera son barreras que impiden una adopción masiva de los pagos digitales.
En México, por ejemplo, el 90% de la población utiliza efectivo habitualmente, y solo el 17% emplea tarjetas de débito, mientras que menos del 5% utiliza tarjetas de crédito. Además, la mitad de la población no tiene cuenta bancaria, y solo el 25% utiliza servicios de banca móvil. Estos datos reflejan una brecha significativa en el acceso y uso de servicios financieros digitales.
Factores como la falta de acceso a servicios bancarios, la preferencia por el efectivo debido a su practicidad y la desconfianza en el sistema financiero formal contribuyen a esta resistencia al cambio. Además, la educación financiera limitada y las barreras tecnológicas, como la falta de acceso a internet o dispositivos adecuados, agravan la situación.
La transición hacia una economía sin efectivo en América Latina es un proceso complejo que requiere esfuerzos coordinados en múltiples frentes. Si bien existen avances notables, persisten desafíos estructurales que deben abordarse mediante políticas inclusivas, educación financiera y desarrollo de infraestructuras tecnológicas.