
Marketing con visión global: 5 tendencias internacionales que deberías tener en el radar en 2025
Si estás estudiando marketing, probablemente ya sabés que el terreno cambia rápido. Pero si querés destacar de verdad, no basta con dominar Instagram, SEO o la última campaña viral de tu país. El marketing del futuro (y del presente) es global.
En un mundo hiperconectado, lo que pasa en Asia, Europa o América Latina hoy, puede redefinir lo que hacés mañana. Por eso, acá te dejamos las 5 tendencias internacionales en marketing que no podés ignorar en 2025, con un enfoque directo para vos, marketero en formación (o en acción).
1. China sigue marcando el ritmo del e-commerce
Olvidate de Amazon por un segundo. China sigue liderando el juego con plataformas como Pinduoduo, Taobao Live o Xiaohongshu, que están redefiniendo cómo se venden productos. El live shopping y la gamificación de la experiencia de compra son claves. Si querés entender hacia dónde va el e-commerce, poné tus ojos en Asia.
💡 Ejercicio práctico: ¿Cómo sería una estrategia de live shopping para una marca local que te gusta? ¡Diseñala como proyecto!
2. Latinoamérica está conquistando con creatividad low cost
En países como Colombia, México o Argentina, la falta de presupuesto no es un límite, es una chispa creativa. Las marcas están apostando por storytelling con identidad, formatos nativos en redes y una voz auténtica que conecta con audiencias reales. ¿Te suena “hacer mucho con poco”? En Latam es una virtud.
💡 Idea para portafolio: Crea una campaña de bajo presupuesto con alto impacto emocional, enfocada en una causa local.
3. India: el próximo gigante de la atención digital
Con más de 800 millones de usuarios conectados, India es una mina de oro en términos de audiencia. Las marcas globales ya están adaptando sus campañas para resonar con esta cultura joven, multilingüe y amante del contenido móvil. ¿El reto? Contextualizar sin caer en estereotipos.
💡 Desafío creativo: Elegí una marca global y pensá cómo adaptarías su tono y mensaje para un público indio.
4. El regreso de la comunidad (sí, tipo los foros de antes)
En Europa y Estados Unidos, las marcas están regresando a espacios íntimos como canales cerrados de Telegram, Discord o Reddit, donde se construyen comunidades de fans, testers o clientes premium. Esto es marketing de verdad: conversación, pertenencia y valor.
💡 Pro tip: Pensá más allá del «engagement» de likes. ¿Qué comunidad podría construir tu marca personal o proyecto de tesis?
5. Marketing con propósito: no más campañas vacías
Las nuevas generaciones (sí, tus compañeros de clase) no compran solo por precio o estética. Exigen marcas con valores, causas claras y acciones coherentes. Desde sostenibilidad hasta diversidad, el propósito ya no es una opción: es una necesidad.
Read More💡 Aplicación real: Revisá campañas recientes de grandes marcas. ¿Cuál tiene un propósito auténtico y cuál parece puro greenwashing?

Influencers chinos exponen el verdadero costo de los productos de lujo en medio de tensiones comerciales
En medio de la creciente tensión comercial entre China y Estados Unidos, un nuevo fenómeno ha comenzado a ganar fuerza en redes sociales: influencers chinos están revelando los costos reales de fabricación de artículos de lujo que se venden por decenas de miles de dólares en el mercado occidental.
Estos creadores de contenido han generado un fuerte impacto al mostrar cómo muchas marcas de renombre internacional, como Hermès, Gucci y otras casas de moda europeas, producen sus artículos en fábricas chinas por una fracción del precio al que se comercializan en países como Estados Unidos. Uno de los casos más comentados fue el de una cartera que se vende en tiendas de lujo por $38,000, pero que, según el influencer, tiene un costo de producción de apenas $1,395.
Los videos se han vuelto virales no solo por la comparación directa de precios, sino también por la evidencia que presentan: etiquetas “Made in China”, materiales accesibles, y procesos de manufactura detallados que rompen con el mito de la exclusividad artesanal. Esto ha despertado una fuerte crítica hacia las marcas, que construyen su valor en torno al prestigio, mientras maximizan sus márgenes de ganancia con costos de producción bajos.
La controversia también llegó al ámbito tecnológico. La inteligencia artificial Grok, al ser consultada sobre estas cifras, reconoció que el precio estimado podría estar dentro de un rango realista, aunque quizás elevado. Citó un estudio de 2016 en el que se determinó que fabricar un bolso Hermès Birkin costaba cerca de $800. Aunque desde entonces han aumentado los precios de la mano de obra y los materiales, el costo actual podría oscilar entre los $800 y los $1,400.
Más allá de la crítica, este fenómeno también refleja un cambio de estrategia por parte de algunos creadores chinos, quienes estarían utilizando esta información como parte de una campaña para eliminar intermediarios occidentales y vender sus propios productos directamente al consumidor global. Esto les permite ofrecer precios más competitivos y mantener una mayor parte del beneficio, en un contexto donde los aranceles impuestos por Estados Unidos han incrementado el costo de exportación.
El impacto va más allá del lujo: este tipo de contenido ha abierto un debate sobre la ética del consumo, la transparencia de las grandes marcas, y la necesidad de que los consumidores sean más conscientes de lo que realmente están pagando. En la era digital, donde la información circula libremente, mantener el “misterio” detrás del lujo es cada vez más difícil.
La exposición de los verdaderos costos de fabricación pone en jaque a la industria del lujo y empodera a una nueva generación de consumidores que exige transparencia, valor real y responsabilidad en sus decisiones de compra. Con el crecimiento de plataformas digitales y la voz de influencers cada vez más influyente, el futuro del consumo podría estar dando un giro hacia la autenticidad, dejando atrás el glamour vacío de las etiquetas.
China responde con firmeza en la guerra comercial: Xi Jinping asegura que su país «no tiene miedo»
La tensión entre China y Estados Unidos vuelve a escalar. El presidente chino, Xi Jinping, hizo su primera declaración pública sobre el conflicto comercial en aumento, asegurando que China «no tiene miedo», luego de imponer aranceles de hasta el 125% a productos estadounidenses. Esta medida responde a un incremento previo de aranceles por parte de EE.UU., que alcanzaron un 145%.
Desde Pekín, las autoridades han minimizado el impacto económico de esta disputa, calificándola como una estrategia de presión por parte de Washington. A pesar de las tensiones, China ha dejado claro que no planea superar el 125%, evitando una escalada mayor.
Xi también aprovechó su encuentro con el presidente español, Pedro Sánchez, para lanzar un mensaje diplomático: en una guerra comercial, nadie gana. El líder chino reiteró su compromiso con el comercio global y advirtió que el aislamiento no es una opción viable para ningún país.
En paralelo, Xi ha iniciado una ofensiva diplomática, optando por fortalecer lazos con otras economías clave. Su agenda incluye visitas a países del sudeste asiático como Vietnam, Malasia y Camboya, todos afectados por las medidas de EE.UU. El objetivo: posicionar a China como un socio estratégico confiable frente a la inestabilidad global.
Además, Xi extendió una mano a la Unión Europea, destacando su papel fundamental en un mundo multipolar y subrayando la necesidad de que China y Europa colaboren para defender las reglas del comercio internacional.
Internamente, el liderazgo chino ha insistido en reforzar las relaciones con sus vecinos asiáticos y trabajar en cadenas de suministro compartidas. Aunque algunos países mantienen reservas por la política comercial de Pekín, China está decidida a aprovechar este momento para ganar aliados y diversificar su influencia económica.
En un contexto global cada vez más incierto, la estrategia china apunta a reafirmar su papel como actor central en el comercio internacional, sin ceder ante las presiones externas.
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Dragones Comerciales Chinos: Redefiniendo la Política EE. UU. – China a través de la Tecnología Limpia
El vertiginoso crecimiento de China en el sector de la tecnología limpia está remodelando la dinámica política entre Estados Unidos y China. En las últimas dos décadas, la economía china ha experimentado un crecimiento exponencial, multiplicándose por cinco y situándose como la segunda más grande del mundo. Muchos analistas, basándose en la paridad del poder adquisitivo, incluso consideran que ha superado a la economía estadounidense. Este crecimiento ha sacado a millones de personas de la pobreza extrema, a la par que ha expandido significativamente las exportaciones globales, incluyendo el mercado estadounidense, lo cual ha llevado a la Casa Blanca a imponer aranceles significativos a los productos chinos.
Las elecciones presidenciales de EE. UU. de 2024 serán determinantes para las relaciones entre ambos países en los próximos años. El comercio se presenta como un tema crucial, con un apoyo bipartidista para reducir el déficit comercial estadounidense y la dependencia de importaciones chinas.
William C. Kirby, profesor en Harvard, es un observador perspicaz de la China contemporánea. En una reciente entrevista, Kirby abordó la evolución de la relación entre EE. UU. y China, haciendo hincapié en los impactos económicos de los aranceles en el sector de la tecnología limpia. China ha emergido como líder en la fabricación de paneles solares, baterías y vehículos eléctricos, invirtiendo más de 230 mil millones de dólares en su industria de vehículos eléctricos. Esta inversión amenaza con inundar el mercado global. En respuesta, la administración Biden impuso un arancel del 100% a los vehículos eléctricos chinos en mayo, además de otros aranceles. Kirby advierte que estas medidas proteccionistas podrían tener consecuencias no deseadas para los consumidores y las relaciones económicas entre ambos países.
Kirby sostiene que el liderazgo de China en tecnología de energía limpia, en contraste con la falta de colaboración por parte de EE. UU., podría plantear un problema crítico en el futuro. Ambos países buscan proteger sus intereses nacionales con políticas proteccionistas, pero la cooperación en tecnología limpia podría beneficiarlos mutuamente. «La Unión Europea ha impuesto aranceles más modestos a los vehículos eléctricos chinos, reconociendo el apoyo gubernamental que estos vehículos reciben», señaló Kirby.
Comparando con las relaciones comerciales entre EE. UU. y Japón en los años 80, Kirby destacó cómo la inversión japonesa en manufactura estadounidense alivió las tensiones comerciales y fomentó el crecimiento del empleo y la innovación tecnológica. En contraste, los aranceles actuales sobre vehículos eléctricos chinos indican un giro hacia el aislacionismo, dificultando posibles colaboraciones que podrían potenciar la competitividad estadounidense. Esta perspectiva histórica sugiere la necesidad de reevaluar las políticas unilateralistas en favor de la cooperación para promover un crecimiento económico sostenible.
Kirby también critica las implicaciones geopolíticas de las políticas centradas en los aranceles, argumentando que priorizar la competencia sobre la cooperación podría exacerbar las tensiones y frenar el progreso en sectores críticos como la tecnología limpia. Meghan O’Sullivan, profesora en Harvard, subrayó en un foro que los intereses comunes en la lucha contra el cambio climático serán cruciales para una relación pacífica entre EE. UU. y China.
Más allá de las cuestiones económicas, Kirby aborda preocupaciones culturales y regulatorias, especialmente las preocupaciones de seguridad de EE. UU. respecto a plataformas chinas como TikTok. «El bajo nivel de la relación entre China y EE. UU. se refleja en disputas sobre aplicaciones de video para adolescentes», comentó Kirby, abogando por un enfoque equilibrado que proteja los intereses nacionales sin sofocar la innovación ni fomentar la discriminación.
Kirby concluye que la actual guerra comercial es perjudicial para todos. «Estamos en un momento de miedo, más al declive estadounidense que a China, que se convierte en el chivo expiatorio de nuestras inseguridades. China puede construir trenes de alta velocidad y vehículos eléctricos de manera dominante, algo que nosotros aún no hemos logrado.
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