¿Por qué invertir en la juventud?
¿Qué futuro podemos construir si pasamos por alto el potencial ilimitado de una generación que aspira a liderar el cambio? ¿Cómo aseguraremos un crecimiento económico sostenible y resiliente sin priorizar el desarrollo y la inclusión del talento joven, clave para fomentar la innovación y fortalecer nuestras economías locales? ¿Puede considerarse realmente sostenible un modelo empresarial que ignora el impacto social de sus decisiones en la vida de los jóvenes de las comunidades que busca atender?
Según el Banco Mundial, cada dólar invertido en una educación de calidad puede generar un retorno de hasta 5 dólares en crecimiento económico. Esto evidencia que, además de ser un derecho fundamental, la educación es un motor esencial para el desarrollo de nuestra sociedad. Por su parte, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que reducir a la mitad la tasa de desempleo juvenil podría incrementar el PIB mundial en aproximadamente un 4%. Este dato subraya la importancia de que tanto las corporaciones como los gobiernos prioricen esta cuestión en sus agendas institucionales.
Al invertir en el desarrollo del talento joven y en programas educativos innovadores, las empresas no solo garantizan un flujo continuo de profesionales capacitados para enfrentar los desafíos actuales, sino que también fortalecen su reputación y establecen vínculos más sólidos con la comunidad. Estas inversiones generan beneficios tangibles al fomentar la lealtad del consumidor y abrir nuevos mercados, al tiempo que contribuyen al desarrollo de comunidades más resilientes e inclusivas.
Las tendencias educativas emergentes, centradas en un aprendizaje consciente y alineado con las necesidades reales del presente, destacan la importancia de que las empresas evolucionen de ser consumidoras de talento a convertirse en impulsoras de carreras profesionales. Este enfoque requiere invertir en programas de formación que no solo desarrollen habilidades técnicas específicas, sino que también potencien el pensamiento crítico, la creatividad y la adaptabilidad. Además, es fundamental priorizar el desarrollo de habilidades blandas y humanas que aporten un valor único en un contexto marcado por la acelerada innovación tecnológica, el avance de las redes neuronales adaptativas y la proliferación de sistemas inteligentes automatizados.
Al implementar programas de capacitación alineados con las demandas del mercado, las organizaciones pueden desarrollar un talento dinámico y adaptable, fomentando un sentido de pertenencia en los empleados jóvenes. Estos, a su vez, perciben a sus empleadores como socios comprometidos con su crecimiento personal y profesional. En definitiva, adoptar un enfoque proactivo hacia el desarrollo social no solo representa una ventaja competitiva clave, sino también una responsabilidad moral ineludible para las empresas en el siglo XXI.
¿Porqué la Generación Z no aspira a mandos medios gerenciales?
Según un estudio reciente por la firma de contratación Robert Walters, el 72% de los miembros de esta generación prefieren no ascender a ocupar un puesto de dirección intermedia, conocidos por el alto nivel de estrés que generan. Los centennials prefieren desarrollarse en roles no gerenciales antes que asumir la responsabilidad que requiere dirigir un equipo.
Según los 3600 jóvenes que fueron encuestados, 16% de ellos afirmaron que evitarían a como de lugar asumir roles de mando intermedio, donde al mismo tiempo la mayoría de estos muchachos y muchachas no se sienten entusiasmados con la idea de asumir una posición de liderazgo. Sorprendentemente, 36% de estos jóvenes que admitieron que eventualmente esperan alcanzar un puesto de dirección preferirían no hacerlo.
Y es que exista rechazo al deseo de éxito o que haya falta de ambición en esta generación, sino va más ligado a la creciente percepción de que este tipo de puestos de mando intermedio ofrece más demandas y esfuerzo que las recompensas que podrían generar.
El rechazo a estos cargos no se debe a la falta de ambición o deseo de éxito, sino a la creciente percepción de que los puestos de mando intermedio no ofrecen suficientes recompensas en relación con el esfuerzo que demandan.
Las gerencias medias no solo tienen una mayor carga de trabajo, sino que también generan mayor estrés al tener que estar siempre disponibles para su equipo donde al mismo tiempo deben cumplir con sus propios objetivos.
Para la directora de Robert Walters Lucy Bisset, «la Generación Z prefiere dedicarse de pleno a proyectos y construir su marca personal, en lugar de invertir su tiempo en la gestión de otros».
Y es que la afirmación de Bisset tiene mucho sentido, donde vemos un aumento considerable de jóvenes que optan por convertirse en generadores de contenido en diversas plataformas como TikTok, Instagram y Youtube o incluso a emprender.
En definitiva, la Generación Z prefiere un equilibrio diferente en su vida laboral, uno que no esté definido por el modelo tradicional de crecimiento corporativo.
¿Cómo empoderar a la Gen Z y generar líderes para el futuro?
Crear un entorno donde los jóvenes de la Generación Z puedan sentirse seguros al expresar sus ideas y participar activamente en la toma de decisiones es esencial. Este grupo valora profundamente la autenticidad y la sinceridad, por lo que es fundamental promover una cultura de transparencia que refuerce la confianza dentro del equipo. Recuerda siempre mantener una mentalidad abierta y dispuesta a adaptarse. Es importante reconocer que tanto la Generación Z como los líderes actuales están en un proceso constante de aprendizaje y evolución.
Los jóvenes de la Generación Z han llegado al mundo laboral con una visión propia, diferente a la de las generaciones anteriores. Mientras que los Millennials y generaciones anteriores estaban acostumbrados a seguir ciertas reglas establecidas, los Z están desafiando las normas tradicionales en el trabajo. A medida que este grupo, con su enfoque fresco y dinámico, se integra cada vez más en las empresas, es evidente que no son como las generaciones anteriores.
Trabajar con la Generación Z no es sencillo al principio, el ambiente es mucho más rígido, con jefes autoritarios y pocas oportunidades para cuestionar las decisiones. Pero el mundo laboral ha cambiado drásticamente desde entonces, especialmente con la llegada de la pandemia.
Con estos cambios, muchas de las normas y expectativas que solíamos tener se han flexibilizado. Conceptos como la seguridad y la flexibilidad en el trabajo, que antes eran deseados, ahora se han convertido en exigencias. Y la Generación Z, que ha llegado al mercado sin conocer el entorno laboral previo a 2020, está liderando este cambio.
Aunque son expertos en tecnología y redes sociales, los trabajadores de la Generación Z carecen de algunas habilidades interpersonales que eran comunes en generaciones anteriores. Les cuesta más comunicar verbalmente, especialmente a través de llamadas telefónicas, y mantener la atención por periodos prolongados.
Es cierto que estos desafíos pueden ser frustrantes para aquellos de nosotros que hemos trabajado de manera diferente, pero es importante reconocer que la Generación Z enfrenta dificultades únicas, como un aumento en los problemas de salud mental. Esto puede llevarlos a ser más cautelosos a la hora de expresarse o tomar la iniciativa. Sin embargo, también es cierto que están marcando el camino hacia el futuro del trabajo, y es responsabilidad de los líderes actuales guiarlos y apoyarlos en su desarrollo.
Hoy te brindamos algunos consejos para empoderar a la Gen Z en el entorno laboral.
Fomentar la autoexpresión en un ambiente seguro
La Generación Z no teme ser auténtica, algo que se refleja en su estilo personal y presencia en redes sociales. Sin embargo, esta confianza disminuye en situaciones laborales que son nuevas o incómodas. Nos debemos esforzar por crear un espacio donde todos se sientan cómodos para expresarse, incluso en momentos difíciles. Esto es crucial porque los líderes del mañana serán aquellos que se sientan cómodos enfrentando desafíos.
Compromiso con la colaboración
La Generación Z tiene un fuerte deseo de ser parte de algo significativo. Más que simplemente buscar una remuneración, quieren sentir que su trabajo tiene un impacto. Por eso, es esencial proporcionarles un entorno donde puedan colaborar y sentir que su voz importa.
Aceptar la autenticidad
La Generación Z es extremadamente transparente y honesta, a veces compartiendo detalles que otras generaciones nunca hubieran revelado en el trabajo. Cuando las personas pueden ser verdaderas consigo mismas en el lugar de trabajo, se construye una base sólida de confianza y seguridad.
Mantener una mentalidad abierta
El cambio es inevitable, y tanto la Generación Z como los líderes actuales deben estar dispuestos a adaptarse. Una mentalidad abierta no solo significa aceptar las ideas de los demás, sino también estar dispuesto a cambiar junto con ellos. A medida que los jóvenes de la Generación Z navegan por su desarrollo personal y profesional, es vital que los líderes los apoyen en este proceso, ayudándolos a crecer y aprender.
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