
Qué es la nomofobia, cuáles son los síntomas y cómo evitarla
La nomofobia es el miedo irracional a no estar en contacto con el teléfono móvil, un trastorno que surge en el siglo XXI derivado de la globalización y la hiperconectividad. Estudios recientes realizados en universidades de América y Europa han demostrado que, incluso, puede causar trastornos mentales o de personalidad, ansiedad y depresión.
El teléfono móvil facilita las comunicaciones y se ha convertido en indispensable para estar informado, escuchar música, hacer fotos y otras acciones de la vida diaria, el problema está cuando genera dependencia y afecta a la felicidad de quienes lo usan. En la población joven puede causar distracción, aislamiento e incapacidad para concentrarse en los estudios o el trabajo.
¿Cuáles son los síntomas?
Los expertos han identificado al menos diez síntomas, algunos imperceptibles, en los que hay que poner especial atención. El primero de ellos es dedicarle cada día más tiempo al teléfono móvil, al punto de dejar de hacer otras tareas como estudiar, trabajar, quedar con amigos, pasear o incluso dormir.
Otros síntomas son tener dos o más dispositivos, llevar siempre el cargador para evitar quedarnos sin batería, tener miedo a perderlo y usarlo en momentos en los que está prohibido o supone un riesgo. Mirar continuamente la pantalla para ver si han llegado nuevos mensajes es considerado otro síntoma.
También podría ser señal de nomofobia mantenerlo encendido las 24 horas del día, dormir con él, experimentar dolores de cabeza por la exposición continuada a la pantalla y hasta intentar sin éxito reducir las horas de uso.
¿Cómo evitarla?
Las “relaciones tóxicas” de las que tanto se habla hoy y que debemos evitarlas por nuestra salud física y mental, también aplican para el uso del teléfono móvil. Recomiendan los expertos que, ante la detección de cualquier síntoma de nomofobia, bien porque nos damos cuenta o porque alguien de nuestro entorno nos lo advierte, lo primero que debemos hacer es reconocer que algo está pasando, y tomar medidas.
Entre las medidas está limitar o desconectar las notificaciones. Podemos comenzar por hacerlo en momentos puntuales, como a la hora de la comida, o cuando asistimos a una reunión familiar o de amigos, y seguir practicándolo en otros momentos. Desconectar las notificaciones nos ayuda a reducir el estrés y la ansiedad, y por tanto, a enfocarnos en otras tareas y ser más productivos.
Otra medida es silenciarlo o no tenerlo a mano cuando estemos en el trabajo, en casa o en lugares que requieren de nuestra presencia activa. También podemos apagarlo a ciertas horas, sobre todo en la noche. Hay aplicaciones que nos pueden ayudar a lograrlo.
Y una medida efectiva es promover actividades que no estén relacionadas con el teléfono móvil y que consideremos de provecho o divertidas, como hacer deporte, asistir a conciertos, hacer manualidades, cocinar, pintar, bailar, leer libros impresos… De esta manera nos alejaremos de la hiperconectividad y nos acercaremos a las personas, o a nosotros mismos, indispensable para una vida sana y feliz.