Dragones Comerciales Chinos: Redefiniendo la Política EE. UU. – China a través de la Tecnología Limpia
El vertiginoso crecimiento de China en el sector de la tecnología limpia está remodelando la dinámica política entre Estados Unidos y China. En las últimas dos décadas, la economía china ha experimentado un crecimiento exponencial, multiplicándose por cinco y situándose como la segunda más grande del mundo. Muchos analistas, basándose en la paridad del poder adquisitivo, incluso consideran que ha superado a la economía estadounidense. Este crecimiento ha sacado a millones de personas de la pobreza extrema, a la par que ha expandido significativamente las exportaciones globales, incluyendo el mercado estadounidense, lo cual ha llevado a la Casa Blanca a imponer aranceles significativos a los productos chinos.
Las elecciones presidenciales de EE. UU. de 2024 serán determinantes para las relaciones entre ambos países en los próximos años. El comercio se presenta como un tema crucial, con un apoyo bipartidista para reducir el déficit comercial estadounidense y la dependencia de importaciones chinas.
William C. Kirby, profesor en Harvard, es un observador perspicaz de la China contemporánea. En una reciente entrevista, Kirby abordó la evolución de la relación entre EE. UU. y China, haciendo hincapié en los impactos económicos de los aranceles en el sector de la tecnología limpia. China ha emergido como líder en la fabricación de paneles solares, baterías y vehículos eléctricos, invirtiendo más de 230 mil millones de dólares en su industria de vehículos eléctricos. Esta inversión amenaza con inundar el mercado global. En respuesta, la administración Biden impuso un arancel del 100% a los vehículos eléctricos chinos en mayo, además de otros aranceles. Kirby advierte que estas medidas proteccionistas podrían tener consecuencias no deseadas para los consumidores y las relaciones económicas entre ambos países.
Kirby sostiene que el liderazgo de China en tecnología de energía limpia, en contraste con la falta de colaboración por parte de EE. UU., podría plantear un problema crítico en el futuro. Ambos países buscan proteger sus intereses nacionales con políticas proteccionistas, pero la cooperación en tecnología limpia podría beneficiarlos mutuamente. “La Unión Europea ha impuesto aranceles más modestos a los vehículos eléctricos chinos, reconociendo el apoyo gubernamental que estos vehículos reciben”, señaló Kirby.
Comparando con las relaciones comerciales entre EE. UU. y Japón en los años 80, Kirby destacó cómo la inversión japonesa en manufactura estadounidense alivió las tensiones comerciales y fomentó el crecimiento del empleo y la innovación tecnológica. En contraste, los aranceles actuales sobre vehículos eléctricos chinos indican un giro hacia el aislacionismo, dificultando posibles colaboraciones que podrían potenciar la competitividad estadounidense. Esta perspectiva histórica sugiere la necesidad de reevaluar las políticas unilateralistas en favor de la cooperación para promover un crecimiento económico sostenible.
Kirby también critica las implicaciones geopolíticas de las políticas centradas en los aranceles, argumentando que priorizar la competencia sobre la cooperación podría exacerbar las tensiones y frenar el progreso en sectores críticos como la tecnología limpia. Meghan O’Sullivan, profesora en Harvard, subrayó en un foro que los intereses comunes en la lucha contra el cambio climático serán cruciales para una relación pacífica entre EE. UU. y China.
Más allá de las cuestiones económicas, Kirby aborda preocupaciones culturales y regulatorias, especialmente las preocupaciones de seguridad de EE. UU. respecto a plataformas chinas como TikTok. “El bajo nivel de la relación entre China y EE. UU. se refleja en disputas sobre aplicaciones de video para adolescentes”, comentó Kirby, abogando por un enfoque equilibrado que proteja los intereses nacionales sin sofocar la innovación ni fomentar la discriminación.
Kirby concluye que la actual guerra comercial es perjudicial para todos. “Estamos en un momento de miedo, más al declive estadounidense que a China, que se convierte en el chivo expiatorio de nuestras inseguridades. China puede construir trenes de alta velocidad y vehículos eléctricos de manera dominante, algo que nosotros aún no hemos logrado.