¿Por qué los humanos ganarán la batalla frente a la IA en la generación de contenido?
Las herramientas de inteligencia artificial (IA) tienen el potencial de mejorar la eficiencia y la innovación del marketing, sin embargo es imprescindible entender qué puede ser realizado por la tecnología y qué requiere del toque humano. Por ejemplo, si hablamos de contenidos más técnicos y detallados, estos idealmente deben ser desarrollados por un ser humano, ya que el dominio de la materia como la experiencia generarán un valor agregado al texto.
Grandes modelos de lenguaje (LLMs), como ChatGPT, Google Gemini y otras herramientas de IA son capaces de generar resultados muy rápidos, sin embargo, nunca serán humanos con una vida entera de experiencia interactuando con otros humanos. Puedes apoyarte en la velocidad y la eficiencia de la IA para optimizar el flujo de trabajo, y al simplificar ciertos procesos, dedicarle tiempo a otras tareas de mayor complejidad como el brainstorming y la creatividad, que además son exclusivamente tareas humanas.
Puedes apoyarte en la IA para:
- Escanear contenido existente en la web y recopilar datos basados en instrucciones específicas.
- Procesar datos y generar grandes cantidades de contenido en poco tiempo.
- Sugerir, corregir y optimizar contenido automáticamente, ahorrando tiempo valioso a los escritores. El uso de la IA para delegar este tipo de procesos repetitivos puede ayudar a mejorar los tiempos de respuesta, aumentar la productividad, procesar rápidamente los datos y mantener la consistencia.
Sin embargo, toma en cuenta esto… cuando se trata de contenido, la IA no debería tener el control. Depender de la inteligencia artificial para el desarrollo de contenido puede generarte problemas serios, entre ellos:
- El plagio no intencionado.
- La base para la toma de decisiones de la IA a menudo no es transparente, lo que hace difícil retroceder para encontrar errores o sesgos.
- La IA utiliza patrones basados en los datos que la entrenaron por lo que no se puede confiar completamente, en cuanto a precisión se refiere, en el contenido que genera actualmente.
¿Eres escritor de contenido? Toma nota
Los humanos tienen ventaja, ya que los algoritmos no tienen inteligencia emocional. Podrán estar entrenados en materia de interacciones humanas, pero como no son seres humanos, no comprenden las complejidades de nuestra comunicación. Tú como generador de contenido al ser un ser humano de carne y hueso, simplemente sin pensarlo y por mero instinto puedes saber como expresarte y despertar emociones que son muy importantes en el proceso de toma de decisiones.
Un buen creador de contenido, sabe como escribir para diferentes contextos y en voces variadas. Esto le permite dirigirse mejor a sus mercados meta en diferentes formatos y canales.
Si bien es cierto, la IA es buena encontrando patrones la realidad es que no es buena innovando. Como seres humanos utilizamos nuestra propia experiencia, conocimientos y observaciones para enriquecer nuestra escritura, elevándola por encima de creaciones genéricas. Puedes indicarle a la para usar un tono casual o académico, pero por el momento no podrás tener un tono tan individualizado como la de una persona. Como humanos utilizamos nuestras propias experiencias de vida, lo que les da hace tener voz única y generar conexiones, cosa que los algoritmos no pueden.
Y todo esto no significa que no debas utilizar la IA para tu trabajo. Lo esencial es encontrar un buen equilibrio entre las capacidades de la IA y las humanas. La IA te ofrecerá amplio conocimiento y velocidad, mientras que los humanos aportamos consideraciones éticas, intuición y experiencia.
Mezclar el conocimiento adquirido con esfuerzo y el toque personal mientras se atienden las necesidades de los clientes te diferencia como un líder de pensamiento confiable en un mar de contenido de genérico creado por la IA.
La IA es mejor cuando se utiliza junto con el juicio y las habilidades humanas. Usa estas herramientas para complementar las capacidades humanas, pero no te apoyes únicamente en lo que estas te recomiendan.